Una villa con encanto en la que se ha cuidado cada centímetro.
La tranquilidad, la calma y el sosiego te envuelven según cruzas su imponente puerta principal.
Es difícil describir las luces, los olores, la caricia de la brisa; esa sensación de que te encuentras en un espacio dónde a todos nos gustaría estar. Un lugar único.
El esfuerzo y la dedicación con la que sus propietarios quisieron cuidar con todo mimo cada rincón se plasman en detalles como los adoquines que trajeron expresamente desde Portugal y que fueron montados pieza a pieza por expertos para crear el patio principal y que rodea un majestuoso alcornoque que preside la zona exterior.